Entrevista a Leónidas Escudero

De la vida, el diablo y demás yuyos

Leonidas Escudero©VLOVEstudio a Pedal

En cualquier gran metrópolis llegar hasta el poeta más destacado de la ciudad hubiera resultado una odisea, sin embargo el reconocido poeta sanjuanino Leónidas Escudero con sus 91 años a cuestas es un ser tan humilde y accesible que nadie creería que en esa sencilla pero acogedora casa de paredes tan blancas habita uno de los mayores exponentes del arte y la cultura cuyana.

¿Cómo empezó a escribir poesía?

Empecé a escribir cuando iba a la Escuela primaria, porque mi maestra le daba a algunos alumnos un poema para que aprendieran de memoria, entonces con el tiempo me dije: -“¿Por qué no hago yo también uno de estos?”- Y encontré un pájaro muerto y ahí nomás le puse unas letras y dije: -“aquí está”-. Después abandoné ese arranque y cuando anduve por los campos intentando la minería escribí muchos papeles sueltos, entonces cuando volví con todo eso tuve la idea de pasarlo a un poema. Intenté uno, dos y hasta tres, con todos esos poemas hice mi primer libro: “La raíz de la roca” que quiere decir que tenía las raíces mías, sentimentales y emotivas, puestas ahí, en lo que andábamos buscando con otros amigos con los que me junté en Calingasta. Después volví aquí, me casé y empecé a escribir los recuerdos de aquellas andanzas, donde está el arriero Daniel Gonzalez un amigo que murió en los Cerros que dice: “Allá en los paramillos del Tontal, sacando pecho en la soledad, bajando mal herido, tropezando en el aire, se caía, cayó nomás, se le cortó la vida por lo más delgado de la tarde”.

¿Cualquiera puede escribir poesía?

Yo creo que es una necesidad de expresar algo. Empecé a escribir cuando volví de andar buscando minerales y me di cuenta que más que andar buscando el oro lo que buscaba era algo indefinido que buscamos todos y no sabemos bien que es lo que es. Hay una infinidad de personas que lo siente pero no les viene la inspiración para poder manifestarlo por escrito, entonces se queda dentro de ellos nada más y nunca se manifiesta.

¿Existe algún método para ayudar a esta inspiración a que se manifieste?

Creo que el método debe ser una cuestión natural que en algún momento llega y contribuyen algunas casualidades para poderlo llevar a efecto. También existe la palabra única que es dar con esa palabra que explica lo que uno no sabía explicar y que ha surgido no sabe uno de donde, pero que está y que tiene una importancia grande porque resume. La palabra única le aparece a uno y está diciendo lo que uno sabe que por el racionamiento de los pensamientos elaborados no va a salir, que va a salir como un reflejo mental de uno mismo porque es una verdad universal que la agarró en la palabra única.

Leónidas es literatura, poesía y canciones. Y todo esto es tan natural en él que te quedás con la certeza que nació al comienzo de una oración y que por eso mismo Leónidas es eterno.

¿Existe algún método para ayudar a esta inspiración a que se manifieste?

Creo que el método debe ser una cuestión natural que en algún momento llega y contribuyen algunas casualidades para poderlo llevar a efecto. También existe la palabra única que es dar con esa palabra que explica lo que uno no sabía explicar y que ha surgido no sabe uno de donde, pero que está y que tiene una importancia grande porque resume. La palabra única le aparece a uno y está diciendo lo que uno sabe que por el racionamiento de los pensamientos elaborados no va a salir, que va a salir como un reflejo mental de uno mismo porque es una verdad universal que la agarró en la palabra única.

Usted tiene un texto que se llama “La Creatividad” donde dice: “Luego ¿si nadie es creador que pasa? Nada. Y lo que usted espera es que un pájaro se pose por ahí cerca mientras está garabateando” ¿Realmente se da cuenta cuando ese pájaro tan hermoso se posa por ahí cerca mientras usted garabatea?

Uno se da cuenta a veces porque vendría a ser como si algo extraño le hubieran dicho de afuera, porque si se lo hubieran dicho de adentro seria el pensamiento que posiblemente está elaborando alguna mentira, mientras que si uno siente y se lo han dicho de afuera, dice: “Me he dado cuenta”. Y ese darse cuenta es un toque de adivinación en la persona y de ubicación de una lógica absoluta que no puede ser de otra manera.

Leónidas en su estudio.
Leónidas en su estudio.©VLOVEstudio a Pedal

“Prologo esto porque estoy conforme con lo que hice, aunque no pude más ni llegué a donde iba porque tampoco predije donde tenía que ir, entonces estoy conforme por haber caminado hacia una vez más”

Leónidas Escudero

¿Qué está leyendo ahora?

Hay algunos libros que tengo en una biblioteca que son de ocultismo, otros de búsqueda de esas cuestiones medio raras, y a veces me da por mirar esos libros, por ejemplo ayer estaba mirando uno que se llama “La lectura muscular” que dice que nosotros tenemos ciertas ideas a través de algunos reflejos musculares, como un TIC que le llaman algunos, pero que tienen una significación, y de curiosidad estaba leyendo eso que también habla del cuerpo astral y del cuerpo mental. Eso es lo que leo por curiosidad. Ahora en cuanto a autores nuevos voy leyendo los que me envíen sus libros en respuesta a una amistad o a algún libro mío que he mandado. Y más no leo porque no tengo tiempo. He leído mucho a los poetas de la generación del 27 de España como Alberti, Machado, Cernudas y algunos otros, pero con el tiempo me he olvidado y no recuerdo nada en especial, y eso que me ha gustado mucho lo que han escrito.

¿Considera que se está dejando de leer poesía?

Posiblemente sí, porque hay otras tentaciones para ocupar el tiempo como la moderna tecnología que cada vez evoluciona más. Entonces la juventud tiene más salida hacia esos pensamientos que se los entregan hechos en la pantalla.

Y mientras nos habla tan pausado parece que nos recita una de las tantas verdades que escribe con la perfecta caligrafía de sus dedos cansados de escarbar en las rocas.

©VLOVEstudio a Pedal

¿Cómo se puede hacer para que la poesía sea nuevamente consumida por los más jóvenes?

Yo creo que no depende de la deliberada intención de una persona o del poeta, porque muchísimos lo pueden intentar y no llegan jamás. Por ejemplo hace poco salí en la revista Ñ de Clarín y también en Página 12 y no sé de donde salieron esas notas, no fue con una intención de que yo quiero que esto salga y que la gente me lea, sale como sale y se interesa el que se interesa.

Usted escribe mucho sobre sus amigos, las visitas, los cafés y los vinos. Hay un poema suyo que se llama “Visita de cumpa” donde usted dice: “Siéntese compadre y ende mientras tomamos un vinito, dígame de lo que venga” Cuando usted se junta con los amigos, ¿le gusta más la conversación o el silencio?

Me gusta el silencio pero participado, estar un poco en silencio y por ahí una palabra y después nos quedamos meditativos. Pero no la charla a borbotones como se habla muchas veces en una mesa, donde todos hablan todo el tiempo y al mismo tiempo y nadie se escucha.

También usted ha escrito mucho sobre el Casino y el juego ¿Nunca se le apareció el diablo a ofrecerle lo infalible?

No y ya no se me puede aparecer porque lo eliminé de las apariciones. Porque el diablo es el deseo interior de uno de querer ganar en el casino, pero es más bien un diablo ciego que quiere apostar a la bartola y hacerse rico esa noche, y empieza a perder. Cuando mete el pensamiento se funde, porque tiene que estar atento a distinguir cuando un pálpito es intuición que deriva de un misterio o de una adivinación, o cuando es un juego mental propio que va destinado al fracaso, a la pérdida siempre. Porque no sabemos si el deseo nuestro nos lleva a castigarnos a nosotros mismos con un masoquismo para que nos fundamos y nos duela.

El poeta es más que un miembro ilustre de nuestra cultura, es historia viviente, es un maestro y, por qué no, un chamán también.

¿Cómo es eso de que usted ha borrado el diablo de las apariciones?

Porque considero que el diablo es el pensamiento que proviene de nuestras ambiciones, que está dentro de nosotros y que en cualquier momento se transforma en pensamiento y nos impulsa a la acción, acción que se vuelve desmedida cuando nos empuja con fuerza a que hagamos tal cosa o que nos desquitemos con algo o que castiguemos a alguien, o que nos defendamos de causas hipotéticas, ese es el diablo. Entonces ¿cómo nos defendemos del diablo? Diciendo: “son pensamientos nomás, no le doy bolilla”.

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En su libro “Verlas Venir” usted dice. “Prologo esto porque estoy conforme con lo que hice, aunque no pude más ni llegué a donde iba porque tampoco predije donde tenía que ir, entonces estoy conforme por haber caminado hacia una vez más”

Uno anda. Si se propone fines, a veces esos fines pueden ser equivocados, entonces trabaja toda la vida para un fin equivocado, por ejemplo para juntar plata para ser importante, para sacar pecho en las reuniones y si no se cumple eso se siente completamente humillado y frustrado, arruinado para el resto de la vida. Entonces uno, solo va andando por la vida.

Jorge Leónidas Escudero nació en San Juan en 1920. Abandonó sus estudios de agronomía y se dedicó a la minería. Durante años buscó oro y metales preciosos en las montañas de su provincia. Comenzó a publicar recién a los cincuenta años. Editó sus poemas en diarios y revistas del país y del exterior. Además obtuvo primeros premios en varios concursos e importantes distinciones de entidades culturales de la región de Cuyo. Sus poemas se encuentran en lugares públicos, como el grabado en piedra en el Monumento al Minero, en la plaza de la ciudad de La Toma, en San Luis. Fue incluido en la Antología de la poesía argentina publicada por Raúl Gustavo Aguirre en 1979. Su obra fue antologada en México por el poeta y profesor de la Universidad de Guanajuato Benjamín Valdivia, en 1990. Compuso canciones folclóricas, recopiladas en Aires de cordillera (San Juan, 1994), musicalizadas por José Luis Aguado Castro. Poemas suyos y referencias a su obra aparecen en diarios y revistas del país y del exterior. Obtuvo Premios y Distinciones de diversas entidades culturales nacionales e internacionales. La Fundación Argentina para la Poesía lo destacó como Miembro de Honor por la Provincia de San Juan y la Municipalidad de la Ciudad de San Juan lo distinguió por su trayectoria cultural. El Honorable Senado de la Nación le otorgó el Diploma de Honor. La Universidad Nacional de San Juan le otorgó en 2006 el título de Doctor Honoris Causa.

Publicó los siguientes libros: La raíz en la roca (1970); Le dije y me dijo (1978); Piedra sensible (1984); Los grandes jugadores (1987); Basamento cristalino (1989); La raíz en la roca (Antología editada en México) y Umbral de salida (1990); Elucidario (1992); Jugado (1993); Aires de cordillera (Álbum de catorce composiciones de proyección folklórica cuyana, con música de José Luis Aguado Castro, 1994); Cantos del acechante (1995); Viaje a ir (1996); Caballazo a la sombra (1998); Dibujos-poemas (23 dibujos de Malena Peralta y sendos poemas del autor. Edición especial de la Universidad Nacional de San Juan, 1999); Aguaiten (2000); Senderear (2001) y Le dijo y me dijo (Antología editada en México por Ediciones Azafrán y Cinabrio, 2006). En Ediciones en Danza publicó: A otro hablar (Antología, 2001); Verlas venir (2002); Andanzas mineras (72 poemas relativos a la minería extraídos de sus obras anteriores) y Endeveras (2004); Divisadero (2005) y Tras la llave (2006)