Con ánimo de amar

El amor en los tiempos de Wong Kar Wai

Quizás la vida de un hombre sea mucho más que la suma de sus historias de amor. Quizás los melodramas sean perjudiciales para la salud del público. Quizás sólo se trate de pulsiones masoquistas, pero nos gustan las historias de amor. No se hagan: las canciones en el muro, los mensajes de texto a la madrugada, los karaokes secretamente dedicados. En la VLOV andábamos deseando amar y nos adentramos en el laberinto de pasiones cinematográficas de Wong Kar Wai.

©VLOVRodrigo Pérez

Dicen que por las noches

nomás se le iba en puro llorar

Dicen que no comía

nomás se le iba en puro tomar

Juran que el mismo cielo

se estremecía al oír su canto

Cómo sufría por ella que hasta en su muerte la fue llamando

que hasta en su muerte la fue llamando

Banda de sonido deHappy TogetherCaetano Veloso

Historias de amor

Corre el año 1963 y un pequeño niño llega de la mano de sus padres a Hong Kong: son de Shanghai, el padre viene a trabajar en un club nocturno. El niño se la pasa en las salas de cine. Ahí encuentra el refugio de su lengua materna (habla mandarín y el cantonés le cuesta horrores) y de otra universal, la de las películas. Años más tarde se gradúa en diseño pero ficha como guionista para una productora hongkonesa. Ya maneja la lengua de la ciudad, ya posee un mapa privado de su geografía y, protegido el lente sus gafas ahumadas, mira de frente el neón de las calles. Escribe guiones, la pega con uno y sale a rodar su ópera prima. Gran éxito de público y crítica: la única vez. Después vendrán los premios y el público hongkonés le soltará la mano. Pasan los años y las películas. Empieza a ser conocido en occidente, gana opinión en la crítica y premios en los festivales. Le llega el título de autor con In the mood for love. Sigue filmando cada vez más parecido a sí mismo y los críticos ya andan buscando la penúltima novedad en otros nombres. Cada vez es más difícil darle el corte final a las películas, imposible detener y fijar el andar de esa mujer que da media vuelta y se va para siempre, que ya camina fuera del tiempo hacia el país de los recuerdos.

...La pérfida geometría del amor tiende al triángulo. En el cine del hongkonés esta geometría aumenta sus aristas: las historias se multiplican, se espejan y se replican en cadenas que atraviesan su filmografía...

Wong Kar Wai (WKW para abreviar) se ha dedicado por entero a las historias de amores que fueron, que son (aunque el presente es, mientras leés, pasado) y de las que por una fracción de segundo pudieron ser. Si hasta cuando tiene que hacer cine de género le salen historias de amor. En su primer film, As tears go by, un gánster se enamora de su prima pero no hay escape de las salvajes calles hongkonesas.

La pérfida geometría del amor tiende al triángulo. En el cine del hongkonés esta geometría aumenta sus aristas: las historias se multiplican, se espejan y se replican en cadenas que atraviesan su filmografía. Un policía encuentra a una chica llorando en la calle. La escucha, durante muchas noches, la escucha. Se enamora irremediablemente de ella, pero sabe que no es correspondido. Se hace marinero y a la mar. La chica, sin saberlo, lo llama a una cabina por la que él pasaba en su ronda nocturna. El teléfono suena, suena siempre a la misma hora en la noche tropical de Days of being wild. Esa cabina telefónica fue en la que se besaron por primera vez y con tal fuerza que el mundo se fundió en un estallido de luz blanca. Pero eso había sido en otra película: los actores eran los mismos pero sus personajes eran otros. El caso inverso también se da. El protagonista de 2046 lleva el mismo nombre que el de In the mood for love y es interpretado por el mismo actor, el clásico Tony Leung. Y, aunque conozcamos hechos de la vida del Sr. Chow a partir de esta última, no podemos decir que se trate, estrictamente, de una continuación: los nombres, los personajes y las historias son formas de reminiscencia.

Me gustas cuando narras

WKW tiene una manera particular de narrar. En su cine conocemos a los personajes a través de sus voces. Estas voces no siempre son sincrónicas con la imagen. Hablan del pasado o del futuro, de cosas que los personajes no pueden saber en la escena que transcurre, están dotadas de cierta autonomía. En Chungking Express la imagen se congela con dos personajes que se miran y oímos la voz de uno de ellos: “la vez que más cerca estuvimos fue a unos milímetros de distancia. No sabía nada de ella. Seis horas más tarde se enamoró de otro hombre”. WKW recurre a intertítulos otras veces, como el que se puede leer en este texto. Se ha acusado de sentenciosas a estas voces y muchas veces lo son. Sin embargo, prefiero pensar que se trata de pequeñas parábolas orientales. Un argumento breve (WKW rueda casi siempre sin guion) que se desarrolla en el tiempo.

Él recuerda aquellos años como si mirara a través del cristal de una ventana cubierta de polvo. El pasado es algo que podemos recordar pero no tocar, y todo lo que se recuerda es borroso y vago

Intertítulo deIn the mood for love

El hongkonés abre las escenas antes, en el medio o después de que la acción se desarrolle. En In the mood for love un hombre y una mujer coquetean. Asistimos a esa escena de cortejo hasta que nos damos cuenta de que los personajes están actuando. El Sr. Chow y la Sra. Chan son vecinos y descubren que sus respetivos esposos son amantes. Tratan de pensar cómo fue que se produjo este engaño. Actúan los hipotéticos encuentros de los otros sin cruzar nunca la línea de su propia relación en una historia de amor más grande que la vida. WKW monta un dispositivo narrativo que se mueve por fuera de las historias, tanto desde el punto de vista de los personajes como desde el punto de vista externo de un relato clásico. Este dispositivo es, si se quiere, un personaje más, un testigo. La cámara testigo se mueve por interiores, piezas de pensiones, hoteles de mala muerte y restoranes. Mira a sus personajes a través de cristales mojados, empañados o sucios. Su mirada es oblicua, angular, opaca: el amor se desarrolla entre velos, reflejos y siluetas.

Hay películas que transcurren en los años 60, otras en los 90. Casi en su totalidad rondan alrededor de las Mansiones Chungking en Hong Kong. Happy Together transcurre en Buenos Aires que es el reverso exacto de Hong Kong. My blueberry nights fue rodada en Estados Unidos y es la única de sus películas que se ubica en una geografía un poco extraña a su filmografía. A las películas de los 60 las suelen acompañar música y movimientos de cámara acompasados; a las de los 90, la aceleración y la pausa, la diferencia de velocidades entre planos, otras formas más eclécticas de musicalización. La música ocupa un lugar importante en el cine del hongkonés. Una mujer se acerca a una rocola y pone una canción que es como un mantra. Se aferra a esa burbuja sonora que la quita del curso del tiempo. Afuera, el mundo se acelera y deja huellas de neón a su paso. Un hombre se acerca a otra rocola y pone California Dreaming. Volar no cuesta nada, una moneda, pero el viaje es corto. Entonces no queda sino volver, siempre volver a empezar, como una adicción.

La distancia y el olvido

Los chicos de WKW pueden ser sicarios, policías, escritores o cocineros, pero todos tienen una herida de amor. Las chicas de Wong son camareras, azafatas, secretarias y también tienen una herida de amor. Ese es su secreto. Algunos viajan, otros se quedan y entre ellos se abre la distancia pero no el olvido. Algunos cambian de profesión y de estilo de vida, pero sus historias no se pueden borrar. No importa que el Sr. Chow se vuelva un mujeriego. Sabemos que confesó su secreto a una grieta en las rocas de un templo en In the mood for love, igual que los personajes de su folletín de ciencia ficción en 2046. No importa qué tan lejos huyamos, las historias vuelven, como un recuerdo, como una melodía, como una escena de película, a través de los tiempos, desde los años sesenta hasta el lejano 2046.

Hay historias tan fuertes en la vida… Yo no sé, pero el Sr. Wong sí.

1Uso el nombre con que las películas de WKW se distribuyeron internacionalmente. Son nombres cargados de resonancias: ¿no es As tears go by una paráfrasis melodramática del tema principal de Casablanca? Happy Together, nombre de una canción de los Turtles, se llama, en su idioma original, algo así como El brillo de la primavera se desvanece de repente. Tal vez no estemos preparados para estos títulos, nos quedemos mejor con los de la lengua franca.