Maestro Ciruelo

¿Buscabas a un experto en dragones, desde la nariz hasta el talón, pasando por los intersticios de sus escamas? ¿Un domador de hadas? ¿Un paseador de duendes al alba? Pues bien, llegaron a la oficina de Ciruelo. El experto en dragones con el que Animal Planet nunca pudo realizar un documental. Un polifacético artista, onírico y conectado íntimamente a mundos que comparte, a discreción, con nosotros.

¿Es rojo el verde?, es una pregunta que me hago a menudo - cuenta Gustavo Cabral, más conocido como Ciruelo, pateando los prejuicios con una ironía que es sincera y seria. Como sus ilustraciones. Siendo reconocido mundialmente como uno de los ilustradores referentes del Fantasy Art o Fantasía Épica, su daltonismo no sólo no le impidió el desarrollo de sus habilidades, sino que potenció sus capacidades para entender el arte como un todo más completo: música, escritos, esculturas y dibujos son algunas de sus manifestaciones más comunes.

Entiendo que los colores son, a la vez, sonidos y que las palabras son rayos de luz. Por ejemplo, si digo “todo existe” sé que estoy mandando una chispa violeta a los que dudan de las cosas que ven pero, que los demás no ven.

©VLOVCortesía de Ciruelo

Pinto escenas que cuentan historias fantásticas, como si no tuviéramos suficientes sueños para recrearnos, o como si los personajes invisibles necesitaran que los pinte para existir entre nosotros. Pinto para recordar, porque a veces nos olvidamos que vivimos sobre una esfera que vuela por el espacio girando alrededor de otras esferas.

Toda mi vida hice jugadas arriesgadas aunque no las consideraría imprudencias. De hecho, haber elegido hacer pinturas fantásticas en vez de ilustraciones para publicidad, donde pagan muchísimo más, es un gran riesgo que decidí tomar desde el principio. Desde los veinte años soy un artista independiente, esto quiere decir: nunca tuve la seguridad de un sueldo a fin de mes.

Olvidamos que todo es muy mágico. Y pienso que el arte es la actitud correcta que deberíamos adoptar ante tanta magia.

Ciruelo nació en Buenos Aires, Argentina, en 1963. Su formación artística se inició en la escuela secundaria Fernando Fader, donde cursó Diseño Publicitario e Ilustración, lo que le sirvió para comenzar a trabajar como ilustrador en una agencia de publicidad a los dieciocho años. Su pasión por el arte fantástico lo llevó a buscar editoriales que publicaran este tipo de arte y para ello viajó con su mujer, Daniela, a España en 1987. Desde allí, Ciruelo empezó a trabajar para Inglaterra, Estados Unidos, Suecia y Alemania, entre otros países. Así, su trabajo se distribuyó por todo el mundo en forma de tapas de libros y discos, calendarios, posters, puzzles. Para quien se precie de que el valor de su obra artística se cuenta enumerando las costillas de quienes lo consumen, entre sus clientes se encuentran personalidades como el director de cine George Lucas, con quien aún trabaja en diversos proyectos editoriales; músicos como Steve Vai, Spinetta, The Flower Kings, Marcelo Torres, Enanitos Verdes; las revistas Playboy y Heavy Metal; el whisky escocés Ballantine’s y el juego de cartas mágicas y coleccionables Magic.

©VLOVCortesía de Ciruelo

La temática de mis obras siempre fue de estilo fantástico ya que me apasiona desde niño. Dentro de este estilo puedo pintar, de manera realista o estilizada, figuras humanas, animales, paisajes y cielos. Puedo combinar libremente los colores sin preocuparme demasiado por mi daltonismo y, sobre todo, puedo crear sin limitaciones e inventar toda clase de personajes. Mis criaturas surgen de los rincones de un mundo paralelo que es intangible y, sin embargo, bastante cercano a todos, ya que es un mundo que nos espera en nuestros sueños o en nuestras visiones y con el que es posible comunicarse a través del arte..

©VLOVCortesía de Ciruelo

Ciruelo dice que disfruta leyendo a García Márquez. Existe un realismo mágico propio de este ilustrador, que requiere de un arsenal de instrumentos adicionales a únicamente la pluma o el teclado. La mecánica del dibujo tiene alfabetos ligeramente más complejos que un conjunto ordenado de letras.

No quiero parecer pedante o infalible pero lo cierto es que no me arrepiento de nada. Quizás se deba a que hace mucho tiempo me di cuenta de que no me gusta cargar con sentimientos como la culpa, el resentimiento, el odio, el miedo o... el arrepentimiento.

Durante mi carrera utilicé muchas técnicas diferentes: tintas, bolígrafos, acrílicos, etc. Trabajé con pinceles y aerógrafos, con esponjas y cepillos, sobre papeles y cartones; pero en los últimos diez años me centré en la tradicional técnica del óleo sobre lienzo, porque me resulta muy completa y versátil.

©VLOVCortesía de Ciruelo

Con el advenimiento de las computadoras y todo el arte digital sentí la necesidad de diferenciar bien mi técnica de todo eso y me incliné hacia un acabado más pictórico donde se evidenciaran las pinceladas y la textura de la tela.

Me gusta pensar que una exposición puede ser como una oportunidad para releer el manual de instrucciones de la vida.

Si le dan a elegir qué aparato inventar, se queda con el amplificador de pensamientos. Cree que de ese modo nadie podría esconder ni disimular lo que está pensando. Cuenta que cree en la idea de ciertos aborígenes australianos, para quienes la telepatía es un don natural del ser humano que está siendo bloqueada por nosotros mismos para poder esconder nuestros malos pensamientos. Y rinde culto a la Pachamama y al Gran Espíritu.

©VLOVCortesía de Ciruelo

Particularmente me interesa la cosmovisión de culturas ancestrales como los celtas, mayas o mapuches, que en muchos aspectos parece fantasía a los ojos de nuestra civilización moderna y que por algún motivo a mí me resulta muy natural y lógica. Hadas, dragones, duendes y demás seres tienen características muy parecidas para esas culturas ancestrales tan alejadas entre sí, así como también la estrecha relación con la naturaleza y el conocimiento de las fuerzas que en ella operan..

Nunca creí que después de esta vida todo se acaba sino que hay un pasaje a otro estado de conciencia. De todos modos, lo que hay después o antes no me preocupa tanto como lo que hay en el presente. Mi trabajo diario es entender lo que tengo que hacer ahora mismo para ponerlo en práctica ya.

Ciruelo es, con escaso margen de error, un duende. Y pide, con profundo respeto por la magia que manifiesta en sus dibujos, que su hipotético epitafio rece: Aquí debería yacer el artista Ciruelo, pero su cuerpo nunca fue hallado.